EL PRESENTE ESPACIO HA SIDO DISEÑADO CON LA FINALIDAD DE PUBLICAR ARTICULOS DEL AUTOR : DR. HUGO CERVANTES CASTILLO, REFERIDOS A LA PROBLEMATICA NACIONAL Y MUNDIAL. SE ESPERA QUE LOS ARTICULOS PUBLICADOS SEAN DEL AGRADO DE LOS VISITANTES A ESTA PAGINA, Y CUYAS OPINIONES, NATURALMENTE INTERESAN AL AUTOR.







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sábado, marzo 05, 2011

LOS INDIOS BLANCOS

El Perú está constituido por una sociedad de personas avergonzadas de ser lo que son. Reniegan de su estirpe y de su historia. Casi la totalidad de la población peruana, es una abigarrada mescolanza de indios, blancos, chinos, japoneses y negros, y, en la que, a tenor de la socorrida frase de Ricardo Palma, el que no tiene de inga (inka) tiene de mandinga (negro). Trátase pues, de una población esencialmente mestiza; es decir, producto de un cruce de razas.
En este contexto racial, sin embargo, aparece el vocablo cholo, como sinónimo de insulto. Estos “acomplejados”, verían bien seguramente que, aquí, repitiéramos lo que antaño se hizo en México: traer a otro Maximiliano príncipe rubio de ojos azules, para que nos gobierne y nos señale el rumbo por donde se ha de andar.
Señalemos también que la prevención racial proviene fundamentalmente de un prejuicio existente entre nosotros: Todo indio o negro es necesariamente, ignorante, sucio y maloliente. Se olvida al respecto que, el mal olor y la suciedad se incuban precisamente en la ignorancia.
Aldeanos no salidos más allá de su comarca, “racistas” autóctonos que tachan de cholos a sus hermanos de raza, creen que no hay gringos sucios, incultos y malolientes. Le lustrarían los zapatos a un gringo, por el solo hecho de tener ojos verdes y pelo rubio. Éstos son los analfabetos universitarios o no a quienes hay que civilizar en el Perú por el bien de la patria. Para preservar su unidad y evitar los conflictos raciales del mañana.
Como producto del mestizaje expresado, frecuente es observar en gran número de familias peruanas que, hermanos de padre y madre, resulten, uno, negro o moreno y, otro, blanco o de tez clara; y es en este punto donde se ingresa en el reino del absurdo total, pues se han dado casos, en los que el blanco o de tez clara, tilde de negro o cholo, a su propio hermano, y, aún a sus mismos padres. Estamos aquí en presencia de los que llamaríamos indios blancos: es decir blancos por fuera, indios por dentro. Ignorantes de marca mayor, analfabetos de la vida y la cultura, atrasados de noticias, no saben que la ciencia ha demostrado hasta la saciedad que “Todas las razas son iguales y están igualmente dotadas para la civilización y la cultura”.
Por eso unos hombres pequeños como los japoneses nada tienen que envidiar a norteamericanos y europeos, en los ámbitos del desarrollo económico-social, la ciencia y la tecnología; por eso, en suma, allá por el año 2000, Carlos Noriega, un cholo peruano, viajó al espacio con sus colegas norteamericanos, sin que éstos, le objeten su condición de cholo, por sobre su inteligencia y su competencia profesional, más aún: fue nombrado por los norteamericanos comandante de un futuro vuelo espacial y este hecho sucedido en aquellos años, se ha repetido ahora, con los dos hermanos Cori, campeones mundiales de ajedrez, luego de derrotar a europeos y norteamericanos y, con un apellido auténticamente quechua. Tan quechua, que su apellido significa oro en el idioma de los incas.
Nuestro infundado complejo de inferioridad, se origina en el hecho de que casi todo nuestro acervo cultural, así como los descubrimientos científicos y tecnológicos actuales, nos llegan de los pueblos blancos de Europa o Estados Unidos. Más esto, no se debe a inferioridad alguna de nuestra parte, sino a que las universidades de esos países tan ricos, así como sus inmensas corporaciones, destinan ingentes sumas de dinero del que carecemos, únicamente a la investigación y la ciencia. Sus laboratorios poseen equipos de última generación y, los estudiantes, gozan del apoyo de becas y semi-becas, para su óptima realización profesional.
Nada justifica, pues, nuestra inferioridad frente a cualquier pueblo del mundo y, si, en cambio, nuestro orgullo de peruanos y de hombres.
El mensaje de Carlos Noriega y los hermanos Cori así como el Sofía Mullanovich, campeona mundial de tabla, es muy simple: estudiar y estudiar, para enseñar a otros pueblos del orbe, cómo se “fabrican” los campeones mundiales del futuro.

Hugo Cervantes Castillo

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